Un paso a nivel se considera cualquier intersección de una carretera, u otra vía de comunicación, con las líneas del tren, estando ambas al mismo nivel.
En el territorio almanseño hubo poco más de una veintena de estas confluencias, que podríamos separar en dos grupos, pasivos y activos.
Los pasivos, o pasos a nivel sin barreras no estaban supervisados por ningún tipo de personal, tan solo unas señales fijas se ocupaban de advertir a quienes iban a cruzar las vías. Como en el término municipal de Almansa no hubo actualizaciones tecnológicas (indicadores luminosos o acústicos), no entraremos en detalle.
Más elaborada fue la estructura de los pasos activos de nuestra ciudad:
Se trataba de limitar el tráfico de personas, ganado o vehículos bloqueando el acceso mediante unas cadenas, de las que colgaban pequeñas placas cada cierta medida. Las cadenas se extendían manualmente a cada lado de la vía y se recogían una vez pasado el peligro.
En este caso, para limitar el trasiego mientras pasaba el tren, el operario accionaba una manivela colocada al lado de las barreras, en una caseta de obra o madera, o en el interior de la casilla-vivienda. El mecanismo, mediante una trasmisión alámbrica, bajaba unas barreras metálicas, habitualmente pintadas de blanco y rojo, de las que solían colgar pequeñas cadenas que llegaban verticalmente hasta el suelo.
Esos elementos requerían una atención completa, premisa que hizo surgir un operario especialista entre los ferroviarios, el guardabarreras (o guardesa cuando se trataba de féminas).
Estos empleados se ocupaban de que las vías no fuesen ocupadas por animales o peatones despistados, y de avisar y bloquear el acceso a las vías cuando venía el tren.
Tenían que conocer los horarios de los trenes, y la obligación de escuchar el silbato de las locomotoras o ver la luz de aviso (si era de noche), que alertaba de la cercanía de los convoyes; el reglamento también ordenaba atender el teléfono en caso de disponer de comunicación con la estación más cercana.
Asimismo, se dedicaban al mantenimiento básico de aparatajes, barreras y cadenas, y de la limpieza de los contracarriles (el espacio que había junto al rail y los maderos, que permitía pasar las ruedas del tren).
Con tanta responsabilidad a su cargo, más la de atender a la familia en el caso de ser mujer, imagine el lector lo arriesgado que se hacía antaño cruzar las vías.
Con el transcurso del tiempo cada uno de los cruces de nuestro tiempo fue evolucionando, pudiendo adoptar según el momento, la condición de paso a nivel pasivo o activo. Por este motivo, no indagaremos acerca si poseía o no barrera, cadenas o simplemente señales de advertencia.
En 1976 comenzaron las obras para disponer de doble vía entre Chinchilla y Almansa. Se aprovechó la ocasión para eliminar todo elemento no utilizado (algunas casillas de vías y obras, casetas, mecanismos, barreras, señales, etc…). Esta batida se repetiría años más tarde, después de desmantelar los pasos a nivel.
En julio de 1987, tras un trágico accidente en el que murió un almanseño al intentar cruzar las vías ferroviarias de la calle Buen Suceso, el Ayuntamiento de Almansa encargó un estudio acerca del estado de los pasos a nivel que aún permanecían abiertos en el término municipal.
Después de negociar con R.E.N.F.E., el 30 de marzo de 1988, se decide suprimir cada uno de los cruces. En los lugares acordados, estos elementos se sustituirán por pasos inferiores o superiores.
Estos cruces se han ordenado siguiendo la línea desde Madrid hacia Alicante a su paso por el término, en total hubo 22 elementos.
La gran mayoría de los datos han sido investigados vía internet, en las webs de Ferropedía, Vía Libre FFE, Forotrenes, Listadotren, grupos de Google, Fototeca Digital, PrensaHistorica, Youtube, Motor punto es, Spanishrails, Sigred, Treneando, El Correo, Trenvista, Onroad, Euroferroviarios, Vimeo, Adif, Metidosencarreteras, Docutren, Fcmaf, y muchas otras…
Fueron necesarias horas y horas de comparación entre mapas, ortofotos y planimetrías en el sitio de IGN, para confirmar ubicaciones y momentos.
Para encontrar algunos datos locales escarbamos entre Actas Capitulares, Plenos y documentación del Archivo de Almansa, recuperando registros de la web municipal.
Mención especial merece Luis Gil López, quien usando el poder de la sabiduría popular y el boca a boca, hizo pesquisas para averiguar detalles que, de otro modo, sería imposible recuperar.
Esta sección no podría haber existido sin la complicidad de Narcisa Cantero, Jesús Bernardo Torres, Juan Carlos S. Navarro, Juan Miguel García y multitud de colaboradores anónimos.